Y una vez más las uvas me vencieron. Pero el 2008 llegó bien. En paz, alegría y buena compañía. Gracias reiteradas a la familia... eh... de Gus (sorry Gus, se me fue el apellido), por el chivito, el matambrito, el lomito, el whiskisito, las cervecitas y, sobre todo, por hacérmela pasar tan bien y como en casa.
martes, 1 de enero de 2008
viernes, 21 de diciembre de 2007
Eso es todo amigos
Malditos años. Todos pasan demasiado rápido. Un día estaba sentado por primera vez en medio de un grupo de desconocidos preguntándome cómo carajo un tipo de 20 años puede tener el pelo tan blanco (abrazos, Fede!) y al día siguiente estaba bailando completamente ebrio, despidiendome de todo ese lindo grupo de personajes, chamulleros, desadaptados, diosas, gigolós y uno que otro creativo. La fiesta de anoche cerró el año de Underground y, sobre todo, el año de nuestro grupo. Si todo va bien (o sería mejor decir "si todo va mal"?), estas imágenes se repetirán en unos años, pero en Cannes. Gracias eternas, muchachos. De verdad, fue todo un placer.

martes, 18 de diciembre de 2007
Au revoir!
La temporada de despedidas continua, inexorable y sollozante. Vivirla forma parte de la experiencia de pertenecer a esa comunidad bizarra a la que llamo "Colonia Multinacional de Jóvenes Estudiantes Autoexiliados". Y te puede tocar vivirla de dos formas. Uno (como la mayoría), viajas a tu país - temporal o definitivamente - en busca del reencuentro con la familia, con los amigos, con las costumbres y con los engreimientos a los cuales sólo tu ansiosa progenitora - desesperada por retomar su rol protagónico de mamá gallina - está dispuesta a ofrecerte. O, por otro lado (como yo), puedes quedarte y despedir a todos los que se van. Cuando te quedas queriendo, las despedidas no son feas. Es más, hasta un gusto agradable tienen escondido en la idea del casi seguro reencuentro. Pero cuando te vas, no importa si es queriendo o contra tu voluntad, la despedida se pinta con un poco más de gris. Quizá sea porque para el que parte la despedida es el final de una etapa, mientras que para los que se quedan el camino, simplemente, sigue. Todo final es también un comienzo. Y lo nuevo siempre nos da miedo. Aunque sea un poquito.
Vincent y Michela, los mejores amigos y personas que conocí en lo que llevo de esta desaparición por tierras gauchas, pusieron fin a una etapa hoy por la tarde. Pero vaya que comienzan una nueva también. Y aunque las distancias e incluso los océanos nos vayan a separar (Dios sabe por cuánto tiempo), espero que ambos sepan que estaré con ellos en el poquito o mucho miedo que venga. Un solo abrazo para los dos, muchachos. Ahí nos vidrios.
Vincent y Michela, los mejores amigos y personas que conocí en lo que llevo de esta desaparición por tierras gauchas, pusieron fin a una etapa hoy por la tarde. Pero vaya que comienzan una nueva también. Y aunque las distancias e incluso los océanos nos vayan a separar (Dios sabe por cuánto tiempo), espero que ambos sepan que estaré con ellos en el poquito o mucho miedo que venga. Un solo abrazo para los dos, muchachos. Ahí nos vidrios.
sábado, 8 de diciembre de 2007
Apertura de depto

miércoles, 5 de diciembre de 2007
La Policia
martes, 27 de noviembre de 2007
La luz de las 19:40 hrs.

jueves, 22 de noviembre de 2007
Mi dupla me cambio por otro
Se cerro el Ojo

miércoles, 21 de noviembre de 2007
INJUSTO

Martin Libermann, comentarista de Fox Sports, luego del Colombia 2 - Argentina 1.
Claro. Y la mano de Dios fue justa en el '86. Como diria el rey... Por que no te callas?!?!.
domingo, 18 de noviembre de 2007
A quien le empatamos?

ElComercio.com.pe
"Peru empato 1-1 con Brasil pero merecio mas".
Terra.com.pe
"El empate nos deja tranquilos".
Claudio Pizarro
Que le pasa a la prensa que elogia un empate que por falta de actitud y, sobre todo, de futbol, pudo haber sido una victoria? Que le pasa a los jugadores que terminado el partido se abrazaban como si hubieran ganado? Yo comprendo. Brasil es Brasil. Pero el Brasil que jugo hoy en Lima NO JUGO A NADA. Y si a ese equipo no le ganamos es porque nosotros tampoco jugamos a nada. Es triste leer y sentir a lo lejos tanta emocion por una derrota disfrazada de empate. Y ni me he molestado en mencionar la casualidad del gol. Insisto, retiremos a la seleccion mayor de toda competicion FIFA, ahorremos toda esa plata de viajes y sueldos e invirtamos en una comision descubridora de talentos, en una escuela de formacion, en educacion y alimentacion para esos chicos, y apuntemos al Mundial del 2018. De todas formas, no tenemos renovacion para llegar antes a un mundial. El Chorri siempre sera un grande, pero que siga en la seleccion es de otro planeta. Juicio senores, por favor.
Pasajeros en tránsito - Capítulo 3

viernes, 16 de noviembre de 2007
Pasajeros en tránsito: Capítulo 2

Pasajeros en tránsito: Capítulo 1
Al final ya no se. No se si en las ultimas semanas pasaron muchas cosas, si fui yo el que hice muchas cosas, o si simplemente no me di tiempo para postear. Tampoco puedo decir que haya estado muy ocupado, porque en la escuela no he sacado nada nuevo. Al menos nada bueno. Puede ser tambien que durante tres semanas estuvimos sin Internet en casa (eso merece post aparte). O puede ser tambien que en estos ultimos dias paso mucha gente por Buenos Aires. Y cuando pasa mucha gente pasan muchas botellas. Y cuando pasan muchas botellas pasa mucho el tiempo. Y pasa rapido. La primera en llegar por aqui (o mejor dicho, en volver, porque regresaba de su vuelta alrededor de Argentina), fue Sara. Suiza entranable (Nota al pie: Este post va sin tildes y sin el cosito encima de la enhe porque aun no se como sacarlas en la Mac). Se quedo con nosotros antes de partir hacia la pampa y se quedo tambien a la vuelta, antes de partir rumbo a las Europas. Linda, mochilera, buena onda y sabe hacer Tiramisu con receta de abuela. Me caso, ja,ja. Abrazos Sarita! Pronto te envio lo prometido.
domingo, 4 de noviembre de 2007
Otro calambre musical

La idea era salir de casa a las 5. Gracias al whisky, a la tardona de Tati y a la película de los patinadores en hielo (sí, esa que repiten todos los días por la tarde y que ya viste), terminamos saliendo a las 7pm. Tan tarde que no llegamos a ver a Starsailor (a todo esto, ¿qué carajo toca Starsailor?). Luego de 70 cuadras en colectivo, llegamos a la cancha confiados de que la cosa no se iba a llenar. Con lo que no contábamos era con la cola de 4 cuadras que crecía ferozmente gracias a todos los que, como nosotros, pensaron que no se llenaría y que podían llegar con la hora justa. Al final entramos. Cancha aún bastante vacía, así que a sentarse no más y a someterse al habitual rito de esperar mientras te dejas hornear por el inconfundible olor a hierba que brota de todos lados.
De pronto sonó la música de Rocky y 4 tipos en batas de boxeador aparecieron en la pasarela. Si algo tuvo de bueno Travis, además de hacerme acordar que tienen muchos más temas que los que recordaba, fue que se esforzaron por ganarse al público. Muy buena versión de Flowers in the window, los 4 cantando a una sola guitarra, con la camiseta de la selección argentina puesta y con mi amigo Juan Pablo gritando "¡Yaaaaaa!". Hincha acérrimo de The Killers, estaba desesperado el pobre, había que entenderlo.
Travis se fue y llegó la hora de reacomodarse. En un movimiento digno de Lionel Messi, la masa se volcó hacia adelante. En ese momento pensé "A la mierda si termino dentro del pogo", cerré los ojos y corrí hasta acercarme bastante. Para suerte mía, lo que quedaba entre el escenario y yo estaba lleno de petizas, así que sólo era cuestión de pasar al cabeza de coliflor y sus amigos para ver el escenario casi sin problemas. Miré a mi costado y vi mi salvación: De mi altura pero 2 veces mi ancho, decidida a avanzar cagándose en el resto. Ahí pensé "Gordita, tú eres mi acorazado, ¡dale todo pa' lante mujer!". Ella empujaba y yo la seguía. Cuando quedé finalmente posicionado, miré hacia atrás y ahí estaba ella. Chiquita, pelo castaño largo, linda cara, lindo cuerpo, linda toda. Una de esas infaltables. Y atrás suyo, el también siempre infaltable novio.
La espera se hacía extrañamente larga. Un par de metros atrás, el "¡Yaaaaaa!" de Juan Pablo iba ganando adeptos y sacaba risas a la gente. Hasta que se apagaron las luces. Las primeras notas sonaron y la masa humana, cual Mar Rojo frente a Moisés, se abrió en dos delante mío. Obviamente, 2 segundos más tarde volvió a cerrarse pero conmigo dentro de la masacre. Yo feliz. De ahí en adelante, puro salto y maniobras de alto riesgo para tratar de tomar fotos sin perder el celular.
Geniales los Killers. Tan bien en vivo como en el disco. Lindo tributo el de Brandon Flowers a sus teloneros tocando en solo de piano el estribillo de Sam's Town. Y confirmado está: El tipo se carga la banda al hombro. Él es un show. Sigue recordándome a Mercury. Aunque claro, para varios el show fue conseguir un colectivo a la 1:30am para salir de Vélez. Qué lindo es llegar a casa a las 4 de la mañana con el cuerpo destruído, pero sobrio. Otro par de piernas acalambradas, pero felices.






sábado, 3 de noviembre de 2007
domingo, 28 de octubre de 2007
Noche de ley seca
Fotoresumen de la vigilia previa a la jornada electoral de hoy.


22:15 hrs. / Ruy's Penthouse: El 7 meses postergado asado en casa de Ruy por fin se hacía realidad. Palmas para el asador y su técnica del espiral para prender la parrilla. Palmas para el español que seguía comiendo cuando todos estábamos derrotados. Y no palmas para el ecuatoriano que con 1 Cuba Libre ya bailaba "No tiene talento pero es muy buena mosa..." . Ruy, de corazón, deja la publicidad y dedícate al asado.

03:49 hrs. / Dpto. frente a la casa de Ricardo Darín: Dentro de lo alucinante que estaba el depto de mi amigo Sebas, mi celular se fijó especialmente en este cuadrito. Después de darle al daiquiri de duranzo, al de piña, al de kiwi, otra vez al de durazno, al whisky y al speed con vodka, le sacas foto a cualquier cosa. Queda pendiente la misión para sacarnos la foto con Ricardo.

viernes, 26 de octubre de 2007
Cuando el cerebro se atrofia
Hay días (en realidad, muchísimos días) en que las ideas se rebelan, se aferran al cerebro como pitbull a yugular y gritan "¡hoy no quiero salir!". Y cuando eso nos pasa en clase, simplemente, hacemos cualquier cosa, como ponernos a escribir estupideces encima de los demás. Sucoflaco, que todavía no puede superar su obsesión por una bella compatriota mía, dejó una dedicatoria firmada en mi brazo.

¡Salimooos!


De un momento a otro, el sol se arrebató y salió para destruir al invierno con sus rayos blondos despampanantes, sus 28 graditos de puro calor y sus chicas lindas ligeras de ropa. En primavera la gente se mueve, la gente sale, la gente fuga en masa el fin de semana. Y como no hay playa, fugan al campo, al country, a donde sea. Llegas al peaje y dejas tu mano caer como una piedra sobre la bocina del auto, porque si las colas se hacen largas levantan las barreras y pase paaaase no más para todos. Qué lindo país.
domingo, 21 de octubre de 2007
Riesgo de asfixia








Siempre he dicho que ser petizo tiene sus ventajas (aunque no tantas como tener cara de niño). Pero nunca tomé en cuenta que dentro de las desventajas estaba una que dice "Alta probabilidad de morir asfixiado y/o aplastado en un concierto de Soda Stereo".
Viernes por la tarde, cerca de las 4. Los alrededores del Monumental eran un mercado de souvenirs (¿quién compra un disco de vinilo pintado antes de entrar a un concierto?). Inmediatamente rezamos para que la cola que veíamos no fuera la nuestra. Y no era. La nuestra ya le daba la vuelta al estadio. Grande mi amigo Pato que apareció con el salvador "Vení, metete aquí con nosotros". Dos horas de cola ahorradas. Uno avanzaba y encontraba más vestigios de la espera. Botellas de agua, de Coca, bolsas de pan, diarios, un 7 de corazones, un 2 de bastos español y una colchoneta. Según Pato, había gente ahí desde el jueves.
5:30pm aprox. Entramos. La cancha aún estaba bastante vacía así que avanzamos hasta quedar a unos 30 metros del escenario, tirados a un lado. Y a sentarse a esperar, mientras me pedía un pancho de rigor (momento oportuno para comentar que me había ido sin almorzar).
La espera fue cada vez más angustiante. La gente seguía entrando y seguía sentándose. Cada 30 minutos (en una reacción en cadena incomprensible) todos nos parábamos y corríamos unos metros hacia el escenario. O sea, cada vez estábamos todos más pegados. Hasta que en una adelantada la gente no se sentó más. 1 hora después comenzó a faltar el aire. Los videitos de la previa se volvieron objeto de pífeas y botellazos. Otra hora más así. En compensación (¡oh casualidad!), habíamos quedado estratégicamente posicionados junto a dos chicas que estaban solas. Chamullo malintencionado hasta escuchar la palabra "dieciseis" salir de sus bocas.
Hasta que por fin (como diría luego también Cerati), comenzó. En ese momento, comprendí que, realmente, soy pequeño. No ver más que la espalda del de adelante era lo de menos. La presión entre los cuerpos era tal que si tenías los brazos abajo no podías subirlos y si los tenías arriba no podías bajarlos. La masa se había convertido en un solo cuerpo y cada movimiento era una lucha por sobrevivir, por seguir apoyado en el de tu costado, por no tropezar, por mantenerte de pie y no morir aplastado.
El desfile de asustadas, mareadas, vomitadas, desmayadas y sus respectivos novios comenzó al segundo acorde de guitarra. Yo sólo pensaba "Aguanta conchatum...". Al medio de la segunda canción, cuando veía mi futuro más incierto que nunca, escuché la voz de Juan que me gritaba "Chato, tenemos que salir de este mierdero". Volteé e intenté salvar a una de las niñas, que me dijo "Nos quedamos, nos quedamos". Ah bueno, jódete sola. Salir del ojo del huracán fue otra lucha contra la marea. Poco a poco llegaría el aire, el espacio y el disfrute en medio de la gente que saltaba pero sin riesgo de muerte. 24 horas después, ya solo queda un jodido dolor de piernas.
Como dije al inicio, ser petizo tiene sus desventajas. A Zeta Bosio lo ví un par de veces cuando se acercó a mi lado del escenario, a Cerati le llegué a ver el sombrero en mi máximo momento de empinación y de Charly Alberti sólo vi las vaquetas volando hacia el público al final del concierto. Para lo demás, excelente estuvo la pantalla gigante. Ausencias grandes sólo las de "Trátame" y "El Rito". Sonido impecable, un montaje alucinante y unas luces para caerse de culo. Ojalá lleven lo mismo a Lima. Vale totalmente el riesgo de asfixia.
Viernes por la tarde, cerca de las 4. Los alrededores del Monumental eran un mercado de souvenirs (¿quién compra un disco de vinilo pintado antes de entrar a un concierto?). Inmediatamente rezamos para que la cola que veíamos no fuera la nuestra. Y no era. La nuestra ya le daba la vuelta al estadio. Grande mi amigo Pato que apareció con el salvador "Vení, metete aquí con nosotros". Dos horas de cola ahorradas. Uno avanzaba y encontraba más vestigios de la espera. Botellas de agua, de Coca, bolsas de pan, diarios, un 7 de corazones, un 2 de bastos español y una colchoneta. Según Pato, había gente ahí desde el jueves.
5:30pm aprox. Entramos. La cancha aún estaba bastante vacía así que avanzamos hasta quedar a unos 30 metros del escenario, tirados a un lado. Y a sentarse a esperar, mientras me pedía un pancho de rigor (momento oportuno para comentar que me había ido sin almorzar).
La espera fue cada vez más angustiante. La gente seguía entrando y seguía sentándose. Cada 30 minutos (en una reacción en cadena incomprensible) todos nos parábamos y corríamos unos metros hacia el escenario. O sea, cada vez estábamos todos más pegados. Hasta que en una adelantada la gente no se sentó más. 1 hora después comenzó a faltar el aire. Los videitos de la previa se volvieron objeto de pífeas y botellazos. Otra hora más así. En compensación (¡oh casualidad!), habíamos quedado estratégicamente posicionados junto a dos chicas que estaban solas. Chamullo malintencionado hasta escuchar la palabra "dieciseis" salir de sus bocas.
Hasta que por fin (como diría luego también Cerati), comenzó. En ese momento, comprendí que, realmente, soy pequeño. No ver más que la espalda del de adelante era lo de menos. La presión entre los cuerpos era tal que si tenías los brazos abajo no podías subirlos y si los tenías arriba no podías bajarlos. La masa se había convertido en un solo cuerpo y cada movimiento era una lucha por sobrevivir, por seguir apoyado en el de tu costado, por no tropezar, por mantenerte de pie y no morir aplastado.
El desfile de asustadas, mareadas, vomitadas, desmayadas y sus respectivos novios comenzó al segundo acorde de guitarra. Yo sólo pensaba "Aguanta conchatum...". Al medio de la segunda canción, cuando veía mi futuro más incierto que nunca, escuché la voz de Juan que me gritaba "Chato, tenemos que salir de este mierdero". Volteé e intenté salvar a una de las niñas, que me dijo "Nos quedamos, nos quedamos". Ah bueno, jódete sola. Salir del ojo del huracán fue otra lucha contra la marea. Poco a poco llegaría el aire, el espacio y el disfrute en medio de la gente que saltaba pero sin riesgo de muerte. 24 horas después, ya solo queda un jodido dolor de piernas.
Como dije al inicio, ser petizo tiene sus desventajas. A Zeta Bosio lo ví un par de veces cuando se acercó a mi lado del escenario, a Cerati le llegué a ver el sombrero en mi máximo momento de empinación y de Charly Alberti sólo vi las vaquetas volando hacia el público al final del concierto. Para lo demás, excelente estuvo la pantalla gigante. Ausencias grandes sólo las de "Trátame" y "El Rito". Sonido impecable, un montaje alucinante y unas luces para caerse de culo. Ojalá lleven lo mismo a Lima. Vale totalmente el riesgo de asfixia.
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