domingo, 4 de noviembre de 2007

Otro calambre musical


La idea era salir de casa a las 5. Gracias al whisky, a la tardona de Tati y a la película de los patinadores en hielo (sí, esa que repiten todos los días por la tarde y que ya viste), terminamos saliendo a las 7pm. Tan tarde que no llegamos a ver a Starsailor (a todo esto, ¿qué carajo toca Starsailor?). Luego de 70 cuadras en colectivo, llegamos a la cancha confiados de que la cosa no se iba a llenar. Con lo que no contábamos era con la cola de 4 cuadras que crecía ferozmente gracias a todos los que, como nosotros, pensaron que no se llenaría y que podían llegar con la hora justa. Al final entramos. Cancha aún bastante vacía, así que a sentarse no más y a someterse al habitual rito de esperar mientras te dejas hornear por el inconfundible olor a hierba que brota de todos lados.

De pronto sonó la música de Rocky y 4 tipos en batas de boxeador aparecieron en la pasarela. Si algo tuvo de bueno Travis, además de hacerme acordar que tienen muchos más temas que los que recordaba, fue que se esforzaron por ganarse al público. Muy buena versión de Flowers in the window, los 4 cantando a una sola guitarra, con la camiseta de la selección argentina puesta y con mi amigo Juan Pablo gritando "¡Yaaaaaa!". Hincha acérrimo de The Killers, estaba desesperado el pobre, había que entenderlo.

Travis se fue y llegó la hora de reacomodarse. En un movimiento digno de Lionel Messi, la masa se volcó hacia adelante. En ese momento pensé "A la mierda si termino dentro del pogo", cerré los ojos y corrí hasta acercarme bastante. Para suerte mía, lo que quedaba entre el escenario y yo estaba lleno de petizas, así que sólo era cuestión de pasar al cabeza de coliflor y sus amigos para ver el escenario casi sin problemas. Miré a mi costado y vi mi salvación: De mi altura pero 2 veces mi ancho, decidida a avanzar cagándose en el resto. Ahí pensé "Gordita, tú eres mi acorazado, ¡dale todo pa' lante mujer!". Ella empujaba y yo la seguía. Cuando quedé finalmente posicionado, miré hacia atrás y ahí estaba ella. Chiquita, pelo castaño largo, linda cara, lindo cuerpo, linda toda. Una de esas infaltables. Y atrás suyo, el también siempre infaltable novio.

La espera se hacía extrañamente larga. Un par de metros atrás, el "¡Yaaaaaa!" de Juan Pablo iba ganando adeptos y sacaba risas a la gente. Hasta que se apagaron las luces. Las primeras notas sonaron y la masa humana, cual Mar Rojo frente a Moisés, se abrió en dos delante mío. Obviamente, 2 segundos más tarde volvió a cerrarse pero conmigo dentro de la masacre. Yo feliz. De ahí en adelante, puro salto y maniobras de alto riesgo para tratar de tomar fotos sin perder el celular.

Geniales los Killers. Tan bien en vivo como en el disco. Lindo tributo el de Brandon Flowers a sus teloneros tocando en solo de piano el estribillo de Sam's Town. Y confirmado está: El tipo se carga la banda al hombro. Él es un show. Sigue recordándome a Mercury. Aunque claro, para varios el show fue conseguir un colectivo a la 1:30am para salir de Vélez. Qué lindo es llegar a casa a las 4 de la mañana con el cuerpo destruído, pero sobrio. Otro par de piernas acalambradas, pero felices.



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