La última del chato

Hace ya buen tiempo dejé de escribir, e incluso de hablar, sobre los pesos pesados de la vida. Esos temas que van desde "¿Qué carajo les pasa a las mujeres?" hasta "¿De dónde viene el viento?", pasando obviamente por clásicos como El Matrimonio, El Destino, La Muerte y un casi infinito etcétera. Me había cansado de dar vueltas sobre los mismos rollos y con el mismo punto de vista. Así que me interné voluntaria e intencionalmente en un retiro indefinido.

Lamentablemente, las ganas de hablar volvieron. Y como este es un país libre (y como además tenenos computadora e Internet), pues hablo. Quedan cordialmente invitados al estreno mundial del segundo atrevimiento de El Desaparecido en la blogósfera. Se espera la participación de los fans.

http://laultimadelchato.blogspot.com

Al día siguiente

Han pasado casi 24 horas desde que el mensaje de mi prima me sorprendió saliendo de clases. El texto en mi celular era breve y claro. Hubo terremoto en Perú, ¿dónde estás?

Lo que vino a continuación fue algo completamente nuevo para mí. Nuevo y jodido, pero extrañamente tranquilo. Fue como aplicar una secuencia lógica. Como si un procedimiento básico preconfigurado en mi interior se hubiese activado por sí solo. Llamada automática para descartar la posibilidad de broma, confirmación de que la familia estaba bien, dos horas ininterrumpidas de messenger cerciorando la tranquilidad de los amigos y las imágenes de CNN intocables en la TV. Así se me pasó la noche.

Hoy las cosas fueron distintas. Casi 24 horas después, confieso que el impacto por fin ha llegado. Me agarró sin avisar, por la tarde, en un colectivo y disfrazado de mensaje en mi casilla de voz. Era mi amigo Emma, que llamaba preocupado por las noticias que encontró en el diario. Conforme fue pasando la noche, el choque de ese mensaje fue repitiéndose, cambiando de forma, pero sobre todo, golpeando cada vez más profundo en mí.

¿Será que las sensaciones también tienen que recorrer distancias? ¿Será que a los medios de comunicación les cuesta cierto tiempo desplegar todo su poder? No lo sé. Tampoco me importa encontrar una respuesta. Pero sí sé una cosa. Me cuesta recibir el golpe así, a lo lejos. Me cuesta la sensación de impotencia que generan 3143 kilómetros de distancia. Me cuestan las imágenes que cada diez minutos se actualizan en Internet. Me cuesta el número que sube de 250 a 380 y luego a 510. Me cuesta ver los correos de mis amigas recolectando ayuda y organizando envíos de donativos. Me cuesta leer a chilenos enviando mensajes de solidaridad a través de la página web de El Comercio. Me cuesta recibir los mensajes de mis amigos argentinos en el celular preguntando por mi familia y deseando que todos estén bien. Me cuesta ver la solidaridad del mundo. Me golpea. Me sorprende. Me da esperanzas. Arriba Perú, carajo. Arriba.

Llegó mamá

Como el hijo pródigo no volvía a casa, la madre fue a buscarlo. Y así, el jovenzuelo aventurero por fin pudo comer en todos esos restaurantes fachosos a los que su presupuesto no le permitía entrar.

Sin comentarios

De consulta obligada

700 pelos y 2 platas

Confieso que tengo la horrible e incontrolable manía de arrancarme el cabello. Más aún cuando estoy estresado. Literalmente, me jalo los pelos de la desesperación. No sería tan grave si no fuese porque apunto a convertirme en creativo publicitario, futuro que me augura una gran satisfacción personal pero también a una gran calvicie.

Este último fin de semana debo haberme arrancado la 100ma parte de mi pelo. Once amigos de Underground nos metimos a un workshop de 4 días organizado por la escuela de la competencia. "¡Traición!", gritaron varios compañeritos de clase que arrugaron y se la perdieron. Ganamos 2 Platas (Plata = 2do puesto, para los no entendidos), uno en Gráfica y uno en TV. Y más allá de los premios, estuvo muy buena la experiencia por la presión de hacer todo contra reloj, de pensar simple para poder producirlo en medio día, de no tener una puta decente idea hasta 1 hora antes de la presentación y de terminar ganado cuando esperas terminar último. Los pelos menos valieron la pena.

¡Noseasloooco!

Mano al pecho, Perú (Round 1 y 1/2)

Tiiin tuuun. Su atención por favor. La publicación de "Mano al pecho, Perú - Round 2" se ha visto retrasada debido a fallas humanas en la transmisión de material visual. Osea, Von y Diego López no me han jugado aún las fotos más calentonas. Mientras tanto, un entremés. Comprobado. Donde hay trago aparece Diego López. Así sea en otro país. Isi conch' tiene un olfato para la juerga. (¿Continuará?)