Malditos años. Todos pasan demasiado rápido. Un día estaba sentado por primera vez en medio de un grupo de desconocidos preguntándome cómo carajo un tipo de 20 años puede tener el pelo tan blanco (abrazos, Fede!) y al día siguiente estaba bailando completamente ebrio, despidiendome de todo ese lindo grupo de personajes, chamulleros, desadaptados, diosas, gigolós y uno que otro creativo. La fiesta de anoche cerró el año de Underground y, sobre todo, el año de nuestro grupo. Si todo va bien (o sería mejor decir "si todo va mal"?), estas imágenes se repetirán en unos años, pero en Cannes. Gracias eternas, muchachos. De verdad, fue todo un placer.
viernes, 21 de diciembre de 2007
martes, 18 de diciembre de 2007
Au revoir!
La temporada de despedidas continua, inexorable y sollozante. Vivirla forma parte de la experiencia de pertenecer a esa comunidad bizarra a la que llamo "Colonia Multinacional de Jóvenes Estudiantes Autoexiliados". Y te puede tocar vivirla de dos formas. Uno (como la mayoría), viajas a tu país - temporal o definitivamente - en busca del reencuentro con la familia, con los amigos, con las costumbres y con los engreimientos a los cuales sólo tu ansiosa progenitora - desesperada por retomar su rol protagónico de mamá gallina - está dispuesta a ofrecerte. O, por otro lado (como yo), puedes quedarte y despedir a todos los que se van. Cuando te quedas queriendo, las despedidas no son feas. Es más, hasta un gusto agradable tienen escondido en la idea del casi seguro reencuentro. Pero cuando te vas, no importa si es queriendo o contra tu voluntad, la despedida se pinta con un poco más de gris. Quizá sea porque para el que parte la despedida es el final de una etapa, mientras que para los que se quedan el camino, simplemente, sigue. Todo final es también un comienzo. Y lo nuevo siempre nos da miedo. Aunque sea un poquito.
Vincent y Michela, los mejores amigos y personas que conocí en lo que llevo de esta desaparición por tierras gauchas, pusieron fin a una etapa hoy por la tarde. Pero vaya que comienzan una nueva también. Y aunque las distancias e incluso los océanos nos vayan a separar (Dios sabe por cuánto tiempo), espero que ambos sepan que estaré con ellos en el poquito o mucho miedo que venga. Un solo abrazo para los dos, muchachos. Ahí nos vidrios.
Vincent y Michela, los mejores amigos y personas que conocí en lo que llevo de esta desaparición por tierras gauchas, pusieron fin a una etapa hoy por la tarde. Pero vaya que comienzan una nueva también. Y aunque las distancias e incluso los océanos nos vayan a separar (Dios sabe por cuánto tiempo), espero que ambos sepan que estaré con ellos en el poquito o mucho miedo que venga. Un solo abrazo para los dos, muchachos. Ahí nos vidrios.
sábado, 8 de diciembre de 2007
Apertura de depto
Mi amigo Sebastian, ese mismo que vivia frente a Ricardo Darin, se mudo. (Sigan disculpando las tildes. Ya deberia ponerme a investigar como usarlas con el teclado en ingles). Y toda mudanza amerita inauguracion... por mas que se haya mudo al departamento del costado... en su mismo piso... en su mismo edificio. Unos inesperados y lluviosos nubarrones negros nos robaron el chapuzon en la piscina (el dueno de casa igual se metio), pero el asado estuvo bueno bueno. Palmas para el santiagueno. Para variar, Camilo Yepes Betancourt se adjudico el premio a la foto del dia. Ibamos a invitar a Darin al asado, pero con Yepes ya era suficiente. Que le vamos a hacer, es una celebridad. Juan Pablo, que le sigue los pasos, ya es tambien presa frecuente de los paparazzis (abajo, intentando comerse su ojota). El se nos va el lunes a Colombia. El posero de Yepes dentro de unos dias mas. Ambos, lamentablemente, vuelven en marzo. Ay... comienzan los adioses. La nostalgia, la nostalgia.
miércoles, 5 de diciembre de 2007
La Policia
El ultimo y mas esperado de los tres acontecimientos musicales en los que inverti mi corto presupuesto rotulado como "Ocio" fue, paradojicamente, el menos disfrutado de los tres. Y no es que el concierto de The Police haya estado malo. Para nada. El sonido no estuvo perfecto, pero Sting sigue cantando bien, el espectaculo visual fue del carajo y los temas ochenteros siempre ponen (sobre todo cuando solo te sabes la primera frase del coro y cantas en excelente ingles balbuceado el resto de la cancion). Pasa que sin golpe, simplemente, no hay gusto. Esta vez no hubo aplastamiento, asfixia, pogo... ni saltos hubo. Esta vez toco tribuna y solo hubo palmas palmas, como en concierto de grupo bailantero. Tan relajante estuvo que la Von salio casi dormida del estadio. Los precios de entrada a Campo (ahi en donde hierbe la cosa) esta vez estuvieron por la estratosfera, asi que tuve que ir a sentarme a lo mas alto y profundo de la popular opuesta al escenario. Igual, algo bueno tuvo. Ningun ser de talla promedio me tapo la vista y pude llevar mi camara sin temor de perdida, robo o destruccion. En consecuencia, hay un par de fotos y videitos que, como siempre, se comparten a continuacion. Habla... compramos para el de Calamaro? Envia tu voto ya!
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